VISITA A LA VALL DE NÚRIA

El dia 21 de septiembre fuimos de excursión a la Vall de Núria. Nos encontramos, como siempre que salimos, en el parking del centro a las 08:15h. A los compañeros de Tossa de Mar y Lloret, los fueron a recoger con la furgo del centro.Una vez con el autobús en marcha, os cuento un secreto: cuando subimos nos repartimos siempre de la misma manera, la zona delantera para los tranquilos y los más folloneros en la parte trasera. Esto es porqué vamos cantando, riendo, contando chistes,... Vamos, que no callamos ni debajo del agua.En fin, así pasó el viaje: Con risas y diversión por parte de unos, y otros aprovechando para echar un sueñecito. Unos 90 minutos después llegamos a la estación del ferrocarril de Ribes de Freser, allí bajamos y como teníamos reserva nos pusieron en un sitio estupendo para sacar fotos del recorrido ¡¡el último vagón!!. Empezamos la subida a la Vall de Núria, durante 2km, la mayoría de los cuales se hacen por una vías llamadas cremallera, es decir, se forma una cremallera con los “dientes” que van debajo del tren y los otros están en el centro de la vía y según pasa se va cerrando la cremallera. Si no fuese por este sistema sería imposible subir la pendiente existente.Una vez en Núria, paseamos, desayunamos, hicimos fotos y subimos al teleférico hasta el albergue del Pic d'Àguiles (2160 m de altitud), donde hicimos fotos con una invitada muy particular. El paisaje es espectacular, al igual que el agua del manantial, pura y fresca.En un rato volvimos a bajar y rápidamente subimos al cremallera de regreso al pueblo Ribes de Freser, donde comimos y disfrutamos de un paseo, bajo un pequeño chaparrón, hasta la estación de abajo donde nos esperaba el autobús.Y de nuevo otros 90 minutos de risas, canciones, bromas y bulla, entre compañeros; unos más despiertos que otros, pero todos con la alegría y buen humor, satisfechos por haber pasado un buen día juntos, disfrutando de la naturaleza que nos regaló un fantástico día soleado. Y para despedirnos nos dedicó unas lágrimas nostálgicas (en forma de chaparrón), para que no nos olvidemos de ella y volvamos de nuevo a visitarla.